¡Ah!...ahora soy yo solo

Si tan solo supiera el cómo,
La razón no sería más necesaria,
Y la cautela, llanto de segundo amor.
Si aparecieras, nuevamente ante mí,
La necesaria esperanza de todo hombre perdido, en tus seducciones,
Sería para mí un ridículo sueño,
Que baldío, dejaré pasar.
No me dejo acosar por escrúpulos ni sermones,
Autocontenidos,
Desdichas que velan en mi conciencia.
Pasajera, es mi aliada,
Pero el corazón dicta mejores argumentos,
Y se lacera con ánimo suicida.
Consúmete, sin pedirme aliento,
Sin tenerme de alimento estacional,
Arremete sin más y ven a llevarme.
Porque he dejado,
Cansado, sí, aunque lo niegue,
La seducción de tu canción.